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Escritora Artesanal

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Me declaro culpable de darle vida a todos los personajes que rondan mi imaginación. Te invito a hacerlos vivir a ellos y sus historias en tu mente y corazón!! Bienvenidos a mi blog.

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CAPÍTULO IX HACER EL AMOR O LA GUERRA EN JOSEON








Beka reposaba en su cama, tratando de calmar los latidos de su corazón apasionado, era difícil de creer que hace tan solo horas se había fundido en un beso con un príncipe de ensueño, como el de las series de época que tanto disfrutó en su universo. Qué rica experiencia, que cosquilleo inaguantable cuando sus manos rozaron su cintura, su rostro y su cabellera. Alguien la interrumpió mientras recordaba vívidamente lo que había sucedido, era el eunuco del príncipe que llamaba a la puerta principal solicitando su presencia.

Se cambió la ropa de dormir, por el típico hanbok de dama de la corte para salir al encuentro del eunuco Taeyang

-Su majestad el príncipe solicita su presencia.

-¿Me solicita? ¿A mi? - respondió asombrada Beka, eran pasadas las 12 de la media noche.

-Pongámonos en marcha, no puede hacer esperar una orden de su majestad.


Parecía sospechoso, aunque ningún otro sirviente lo comentara, esta acción temeraria de Yi Seon podía meterlos en problemas. Se abrieron a ambos lados las puertas de la habitación principal del príncipe, entró solo Beka mientras Taeyang se quedaba afuera en guardia junto al resto de la corte.

-Pensé que habíamos quedado que hoy no nos veríamos en el estanque de loto, pero ha resultado que me has traído aquí- dijo Beka apenada.

-Pedí té de infusiones relajantes, ven siéntate- dijo Yi Seon sonriendo, mientras por primera vez un miembro de la servidumbre se sentaba junto a él en su cama, esa que resultaba tan diferente a las occidentales, se trataba de una amalgama de sedas cubriendo el suelo de madera con un cubo acolchado de estampados orientales que hacía las veces de almohada.

-No pude contenerme hoy, Beka me has hecho el hombre más feliz del mundo, nunca había sentido tantas ganas de ver, besar y tocar a alguien- le dijo acomodando un mechón de su pelo que se había escapado de la trenza.

-Su majestad... perdón, Yi Seon, esto resulta muy sospechoso, la corte en pleno hablará sobre nosotros.

-Pasa la noche conmigo Beka - la interrumpió- mientras hablamos de como brillan las estrellas en ambos universos.


La acostó en la cama, esta vez ya no tan tierno, si no con un afán desesperado de desabrochar el hanbok y descubrir la piel mestiza desnuda que se escondía debajo. Lo mismo pasaba con Beka, tenía unas ganas enormes de conocer su pecho sin túnicas. Ya no importaban los rumores, la boda real, ni el abismo inmenso de tiempo que los separaba, esa noche eran un solo cuerpo, mezclando oriente con occidente, el pasado y el futuro, partículas subatómicas en explosión. Por primera vez Yi Seon hacia el amor sin cita acordada para procrear un primogénito, con desenfreno y deseo gozando de las curvas de su viajera del tiempo que llegó a salvarlo de no conocer el amor. Beka nunca había sentido tantas ganas de acoplarse a otra piel, con el chico asiático que había soñado, que a diferencia de un empresario, resultó ser el próximo gobernante de Joseon.

Y así se pasaron la noche, disfrutándose, por momentos se miraban fijamente a los ojos sin pronunciar palabra, podían decirlo todo con la mirada, las manos entrelazados y sus labios gozosos que buscaban cada minuto un beso, como si después del primero ya no pudieran vivir más uno sin el otro. Ya eran las 3:00 de la mañana y Beka descansaba en su pecho, mientras hacía con los dedos figuras en su piel, hablaban de como sería la vida del Yi Seon en el mundo de ella, como luciría con un jean y gorra de los yankies tomando el metro para tener una cita en Central Park, de igual forma podían viajar hasta Corea del Sur y celebrar su aniversario de 100 días a las orillas del río Han en el parque Yeoudio Hangang. Pero hasta hace poco Beka estaba planeando su viaje a Estados Unidos ¿Qué pasaría ahora que se había entregado en cuerpo y alma a este sentimiento? pensó Beka, pero apartó ese pensamiento y decidió disfrutar de los minutos que quedaban en la habitación del príncipe, oliendo su aroma y acariciando su largo, sedoso y negro cabello; cuanto daría por hacer este momento eterno.

Eran las 4:00 de la madrugada cuando Beka regresó a su habitación compartida con las damas, regresó a su realidad y su verdad, era una chica de otro tiempo que se había enamorado del príncipe de Corea; de seguro habría consecuencias, pero todo había valido la pena por compartir una noche acordada desde una lejana constelación. Los rumores de que el príncipe había compartido la cama con alguien de la corte no se hicieron esperar, llegaron a oídos de la reina, sin embargo, era tanta su oposición al matrimonio que más bien podía servirle de coartada para evitar la boda. Pasaron los días y los rumores se hacían más fuertes, por cada pasillo del palacio Beka sentía clavada las miradas en su espalda, por otro lado, la locura desatada esa noche la había hecho olvidar por ahora la idea de buscar el portal en Yelowstone.

Retomaron los encuentros en el estanque, ahora entre abrazos y besos compartían los avances en la tecnología y los descubrimientos del mundo de Beka en el que cursaba el siglo XXI. Que mágico resultaba ese lugar en el que todo comenzó, todo el universo cabía en ese lugar junto al lago, unidos por el amor a la ciencia, la historia y la física se habían reencontrado en este mundo para que sus almas pudieran finalmente estar en paz, sí en paz, a pesar de los riesgo y lo imposible de su amor, así se sentían, al compartir sus bocas y sus anécdotas envueltos en fragancias de loto.

Faltaba poco para la boda real, los preparativos tenían el palacio de cabeza, pero Yi Seon estaba tranquilo, concentrado en su amor con sentimientos de loco adolescente como el joven, ahora hombre, que ama por primera vez. La prometida ya se había mudado al palacio y se le había asignado una habitación con una corte real; Beka la observaba en sus paseos junto al lago y en el puente con su hanbok bordado con seda de la mejor calidad, joven y hermosa, con la típica piel lozana y cuidada de las coreanas que aún desde esa época huían del sol para cuidar su rostro. Los celos la consumían, aunque todas las noches se encontraba con el príncipe, sabía, más bien sentía, que era una intrusa en la vida de Yi Seon, de Corea y de esa época y que no existía forma de quedarse a su lado para tener una relación normal como ella conocía, en la que se turnaban para lavar los enseres después del almuerzo y en el que ahorrarían para viajar a una isla del caribe en navidad.

Finalmente llegó la mañana de la boda, la visita de la reina en la residencia del príncipe fue anunciada, él estaba sorprendido, pero hoy le preocupaba más no herir los sentimientos de Beka que las impertinencias de su madrastra.

- Su majestad ¿Qué es tan importante que viene tan temprano a visitarme?

- Que más que ser la primera en felicitarte y manifestar mi alegría por ti y por todo el pueblo al celebrar tu boda- dijo la reina con una sonrisa irónica- pero quería además comentarle algo su majestad, se ha corrido un rumor por los pasillos de que una dama de la corte ha osado meterse en su cama.

- ¡Cómo te atreves! - exclamó Yi Seon

- Su majestad- interrumpió la reina - tranquilícese sólo he venido a ayudarle para que su plan de casarse con un miembro del clan de la familia Wang se cumpla.

- No entiendo ¿A qué te refieres?

- Yo misma me he encargado de esa indeseable, finalmente descubrimos cual era su intención desde que apareció una noche en las murallas del palacio, sólo quería conquistarlo, manipularlo y conseguir su objetivo levantando su falda.

- ¿De qué estás hablando? ¿Qué has hecho con Beka, Kim So-yong?

- Está encarcelada, fuera del palacio, en un lugar que sólo mis guardias y yo sabemos, pero supongo que no te importa ¿O sí? ¿Acaso por salvarle la vida serías capaz de cancelar la boda de hoy?

Y así Kim So-yong reveló cual era la finalidad de su visita, estaba amenazando al príncipe frente a frente, pues él debía decidir entre gobernar Joseon con aliados a su lado o salvar la vida de su amor de otro universo.

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