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Escritora Artesanal

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Me declaro culpable de darle vida a todos los personajes que rondan mi imaginación. Te invito a hacerlos vivir a ellos y sus historias en tu mente y corazón!! Bienvenidos a mi blog.

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Foto del escritorEscritora Melina Fuenmayor

CAPÍTULO VI ACERCANDO LOS MUNDOS




El príncipe se recuperó luego de cinco días del festival de caza. La noche del beso robado, Beka volvió a su puesto de vigilancia en la corte de damas, sin que Yi Seon ni los guardias sospecharan nada de lo ocurrido entre sus bocas. Finalmente el príncipe salió de su habitación una mañana de sábado, miró hacia ambos lados de la puerta buscando a Beka. Allí estaba la chica mestiza a trenzas en una reverencia alzando levemente la mirada. Hicieron contacto. Se acercaron al lago, el príncipe contemplaba el agua mientras toda la corte lo esperaba detrás, esperando cualquiera de sus órdenes y dispuestos a seguirlo por todo el palacio. Se notaban unas ganas intensas entre ambos de poder hablar, pero era difícil evadir a los testigos. Al regresar a su aposento, Yi Seon decidió escribir una nota "Te espero a las 12, en el estanque de loto", la envolvió en los sobres de vivos colores de seda y ordenó al eunuco que hiciera pasar a Beka.

-Lleva este sobre al jefe de la guardia real- se miraron y sin hablarse descubrieron las intenciones del otro.

Beka emprendió su camino a la oficina del Jefe, pero si su intuición no fallaba ese mensaje era para ella. Escrito en letras de un hangul antiguo y elaborado encontró el mensaje, sin duda era para ella. La luna brillaba intensamente, como con unas ganas de verlos encontrarse, iluminaba los pasos de Beka que se dirigía al estanque.

- ¿Dónde estuviste la noche antes del accidente?-preguntó el príncipe aún enojado por el té que no pudieron compartir.

-Su majestad, antes que todo quisiera saber ¿si se encuentra bien de su herida?

-Sí, estoy bien. Discúlpame me distraje por tu falta a la cita del estanque y no te he agradecido por salvarme. Si la flecha me hubiese herido en otro lugar hoy estaría muerto.

-Su majestad debe cuidarse, fui hasta la zona de caza para advertirle que la reina había enviado a un asesino para matarlo.

-Sí, no me cabe duda que fue ella. Gracias de verdad por alertarme. Ahora sé que puedo contar contigo - dijo sonriendo, extendiendo las manos para tomar las de ella.

-Es mi obligación, soy parte de su corte- dijo Beka lanzándose sobre él para darle un abrazo.

Este abrazo lo sorprendió muchísimo, esto no se acostumbraba en la Corea de aquella época y mucho menos si eras parte de la realeza, pero Yi Seon lo sintió cálido y bonito, se sentía agradecido con ella por hacerlo experimentar esta sensación. Se separaron, un poco apenados ambos. Siguieron conversando, de las partículas subatómicas, la tele - transportación y los avances en la tecnología, desde su mundo al de ella, envueltos en las fragancias de loto bajo las estrellas.

Desde las últimas inundaciones la popularidad del rey se había visto afectada, el pueblo reclamaba falta de atención a la aldeas alejadas de la capital, así como grandes temas de corrupción al tratarse de funcionarios que guardaban más sacos de arroz en sus anaqueles. La reina le propuso al rey que enviara al príncipe heredero a tiendas de campaña en la que se atendía a heridos o enfermos. Ella sabía que esta actividad haría disgustar al príncipe, quería vengarse por haber sobrevivido a la flecha envenenada. Una noche en el estanque de loto el príncipe le comentó a Beka.

-Ella sólo quiere molestarme y ha convencido a mi padre ¿te imaginas que me contagie de alguna enfermedad?

-Su majestad, si me lo permite, déjeme decirle que al contrario de lo que ella piensa, esto puede ayudarle mucho a usted y a su padre para aumentar la popularidad entre los súbditos y ante un eventual escándalo preparado por ella, el pueblo lo defenderá a usted.

-Ummm, no lo sé Beka...

-Yo iré con usted, yo lo acompañaré. También podemos decirle a Suk y a Eung Yeong -por un momento ella olvidó que el príncipe desconocía esta historia de amor.

-Buena idea, no me acompañes como corte ven a trabajar de la mano conmigo.


Así comenzaron sus visitas a la tienda de campaña, Yi Seon se vestía con ropa particular, aunque aún era un Hanbok de seda, no asistía con los atuendos reales. El primer día lo recibieron con muchísimas reverencias y atenciones y tenían dos personas específicas a las que él atendería, se sospechaba eran las más saludables y no contagiosas, lo mismo sucedió con Suk. Por su parte Beka y Eung Yeong se trasladaban a la parte trasera para atender enfermos más graves. Al terminar las labores, los cuatro se sentaban en el suelo alrededor de un mesón en el patio central del hospital improvisado para tomar bebidas refrescantes y charlar un rato. Que bien se la pasaban juntos, risas, bromas, en medio de la seriedad que ameritaba el lugar de la campaña. Pasaron varias semanas, parecía que a Beka se le había olvidado su universo, el combustible y el internet, estaba sumergida en la ayuda y los vínculos que había creado con las personas que atendía en el hospital.

Una mañana, Yi Seon finalmente se acercó a la parte de atrás en la que las damas de la corte hacían sus labores, pudo ver enfermos más graves, heridas más profundas, personas lamentándose, con más miseria y dolor. Beka le había conversado del señor Kwang, un abuelo que había perdido a toda su familia y estaba completamente solo, con grandes heridas en las caderas por un accidente que sufrió durante las inundaciones.

-Su majestad- dijo Beka haciendo una reverencia al ver que se acercaba hasta la cama del señor Kwang mientras lo atendía.

-¿Eres el príncipe heredero? - preguntó el enfermo.

-Si, si lo soy, pero aquí soy su enfermero, cuénteme ¿En qué puedo ayudarle?

-¿Te ha contado Beka que tengo grandes historias de las batallas en las que combatí por tu abuelo para defender este reino de los japoneses?

-Señor Kwang-interrumpió Beka- de seguro el príncipe está muy ocupado podrá contárselas otro día.

-No, no estoy ocupado, estoy muy interesado en escucharlas- respondió sonriendo.

-¿En serio?- respondieron la chica y el anciano al unísono.

-Si, claro que sí.


El señor Kwang comenzó su relato, mientras Beka limpiaba sus heridas y Yi Seon escuchaba con atención. Desde ese día el príncipe pasaba por la camilla de Kwang a saludarlo y escuchar sus historias, aunque fueran repetidas. Parecía que estos días de trabajo manual, esfuerzo físico y psicológico le habían dado al príncipe una visión verdadera de los problemas y peligros a los que se enfrentaba el pueblo; de lo afortunado que era por la comida que degustaba, la ropa que utilizaba y los privilegios de los que gozaba, su corazón se volvía una gelatina cuando veía partir a enfermos que se habían curado y que volvían a los brazos de su familia. Algo dentro de él no volvió a ser igual desde que visitó la tienda de campaña.

Unos días después, antes de salir a su rutina con los enfermos, su padre lo llamó a audiencia. Entró al gran salón y vio de frente la figura del rey y la reina ¿Qué se traerán entre manos?

-La familia Kim nos ha visitado y han propuesto a la sobrina de la reina, Kim Suni, para casarse contigo.

-Pero padre, es muy pronto para decidirnos..

-Es la mejor opción príncipe - replicó la reina - es la mujer perfecta para ti, educada, sumisa, obediente y hermosa. Es muy saludable de seguro te dará un primogénito pronto.

-Padre, te ruego que me des unos días para presentarte otra opción...

-La decisión ya está tomada- volvió a interrumpir la reina.

-Se lo suplico su majestad deme más tiempo para buscar otra opción - suplicó el príncipe de rodillas y con la cabeza hincada hasta el suelo, esta era la reverencia más solemne.

-Está bien, te daré dos días- sentenció su majestad a regañadientes de su mujer.


El príncipe llamó inmediatamente a Suk, su gran amigo, confidente y cómplice, si era necesario pasarían toda la noche ideando una forma de zafarse del plan de la reina de apoderarse del palacio y de todo Joseon. Esa noche Beka debía hacer guardia frente a las puertas de la habitación, sólo podía observar las sombras de ambos hombres caminando, como queriendo encontrar con sus pasos una solución a un gran problema, sin saber que se trataba de algo que le clavará una estaca en su tímido corazón; que por primera vez estaba sintiendo el amor, en otro cielo, otras estrellas, lejos de la chica que una vez solo quiso vengar su triste pasado con la fortuna de un empresario del siglo XXI.

-No hay más opciones Yi Seon, tiene que ser ella, Mi Suk es de confianza, estará de nuestro lado siempre.

-No lo sé Suk, es tu hermana, no quiero traerla al palacio a ponerla en peligro a merced de la reina.

-Estará protegida por ti y por mi, no te preocupes- afirmó Suk convencido que su hermana era la solución perfecta.

Al día siguiente le presentaron esta opción al rey.

-¿Una alianza con la familia Wang? no lo sé Yi Seon, se trata de la próxima reina de la nación.

-Pero padre, estás seguro de dejar en manos de una sola familia nuestro destino, yo sería un títere, no me dejarían gobernar- insistía el príncipe.

-Su majestad, si me permite- interrumpió Suk- es mucho más conveniente para una buena gestión tener al menos dos familias involucradas que puedan dar cierta dinámica al gobierno y la toma de decisiones, de lo contrario, todo el reino estaría bajo el mando de un apellido.

-Lo conversaré con la reina - finalizó el rey levantándose del trono.

-Pero padre....

-Es mi última palabra Yi Seon, pueden retirarse.

El príncipe tendría que esperar una noche más. Por ningún momento cruzó por su mente alguna preocupación por sus sentimientos, se trataba sólo de un contrato del cual dependería la gestión de su futuro gobierno como rey, nunca había imaginado su unión matrimonial con emociones de por medio, tal como sucedió en su primera boda, se trata de acuerdos que conllevan consecuencias importantísimas para todos los habitantes de la península, esa que luego, unos años después, seguramente se llamará Corea, separada por un norte y un sur, por el comunismo y el capitalismo.



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